La magia de Youssou N'Dour triunfa en Essaouira / EL MUNDO
La magia de Youssou N'Dour triunfa en Essaouira
ALVARO FEITO
ESSAOUIRA (MARRUECOS).- En 2004, Youssou N'Dour presentó su disco musulmán, Egypt, en el Festival de Músicas Sagradas de Fez. Esta vez ha estado en la clausura de la otra gran cita del verano marroquí: la convocatoria de los sonidos gnaoua (antiguos esclavos llegados de Sudán) y otras músicas del mundo en una pequeña poblacion costera del Atlántico, Essaouira. Pequeña pero acogedora, porque recibe no menos de 100.000 visitantes con tal motivo. Esta vez, N'Dour, gran patriarca del panafricanismo comprometido política y socialmente, ha dejado de lado sus cantos sufíes, que realizó en unión de la Orquesta de El Cairo de Fathy Salama, también presente en Essauoira con su nuevo proyecto de fusión entre artistas sudaneses y egipcios.
El cantante ha recuperado los primigenios sonidos autóctonos al lado de su memorable banda, la Super Etoile de Dakar. Y lo ha hecho como sabe: con maestría total en su conexión entre canto vocal irresistible -la «voz de marfil»- y su arrebatador y rítmico mbalax. «Su voz resuena como el mejor embajador de un mensaje de paz en Africa», dice el folleto del festival. Y es verdad.Por lo demás, ha habido incluso un toque de flamenco en esta multitudinaria convocatoria: el grupo hispanofrancés Jaleo, afincado en Valenciennes, se marcó unas cuantas bulerías y otros palos de transición entre lo jondo, el jazz y la música hindú, realmente curiosos siempre y a veces meritorios. Los trances de fusión siguen de moda, y en Essaouira ha habido varios, además de los marroquíes y sus cofradías medio religiosas medio profanas. Inventos como los de Thalweg (Francia-Argelia), Ellika y Solo (Suecia-Senegal) y Daniel Waro son los más pintorescos.